martes, 30 de agosto de 2011

Promesas Frente a Realidades

¿Será suficiente la promesa de estudiar un posible QE3 para cambiar la tendencia actual? De momento parece que sí; la semana pasada fue una fiesta a la espera de un anuncio de la Fed de un QE3, que finalmente no se produjo. La decepción se convirtió en fuertes caídas que fueron rápidamente remontas tras el mensaje tranquilizador de Bernanke de que se estudiarían posibles medidas en septiembre, lo que se interpretó como que habrá un QE3. La fiesta en ausencia de datos macro relevantes también se prolongo durante la jornada del lunes.


Hoy se ha conocido uno de los datos más importantes de publicación mensual; la confianza del consumidor por la Conference Board. Según este indicador, en agosto, el índice de confianza del consumidor estadounidense ha retrocedido hasta los 44,5 puntos desde los 59,2 puntos registrados en julio (dato revisado a la baja desde los 59,5 puntos) Con ello, el pesimismo de los consumidores de EEUU aumenta de nuevo, siendo esta la primera vez que el indicador se sitúa por debajo de 50 desde octubre de 2010, además es la lectura más baja desde el abril de 2009.


El viernes, fue la callada de Bernanke, dejando que el mercado crea que habrá un QE3, lo que provocó la reacción frente a unos datos de crecimiento muy malos y que ponen a los EE.UU. al borde de la recesión. Según la segunda publicación preliminar (datos ajustados estacionalmente) del Bureau of Economic Analysis (Departamento de Comercio) de los EE.UU., el Producto Interior Bruto, en el segundo trimestre del año 2011, ha aumentado un 1% (tasa anualizada), lo que ha resultado ligeramente inferior a las expectativas de los analistas y a la publicación preliminar.


El dato del PIB americano viene antecedido por el indicador de la Fed de Filadelfia, que mide la actividad industrial del distrito industrial más importante de los EE.UU. Este indicador se situó en el mes de agosto en 30,7 puntos negativos, si bien los analistas esperaban dos puntos positivos, indicando recesión.


Tampoco fue bueno el otro indicador de confianza, el que realiza la Universidad de Michigan. Según la publicación final, en el mes de agosto la confianza del consumidor americano se sitúa en los 55,7 puntos, lo que supone un retroceso de 8 puntos con respecto a julio. Además, los consumidores piensan que, a corto plazo, la inflación de los precios será mayor (3,5%) pese a que en la publicación preliminar se estimo que permanecería constante en el 3,4%.


Las medidas que pueda proponer Bernanke en septiembre son todo un misterio. La inflación no esta motivada por el consumo, sino por un encarecimiento de los precios de producción. Con una materias primas que cotizan en dólares, el debilitamiento del dólar tiende a aumentar el precio de las mismas. Bernanke es consciente de ello, por eso no anunció ninguna medida en la anterior comparecencia. El consumo está deprimido, y la confianza del consumidor indica que se contraerá más, y la inflación y el desempleo son elevados. Más Quantitative Easing posiblemente no tenga efectos sobre la economía y empeore la inflación, perjudicando al sector exterior que se ha convertido últimamente en el motor del crecimiento estadounidense.


Mientras tanto, el mercado quiere creer en un QE3 porque será bueno para él, que lo sea para la economía es otra historia. Si el QE1 podemos considerarlo un éxito, pese a errar en su objetivo principal de llevar el crédito a familias y empresas. No se puede decir lo mismo del QE2, que fue muy discutido y criticado. Sus beneficios se consideraron insuficientes frente a los riesgos latentes y su coste, más que considerarlo un éxito, no se le puede considerar un fracaso. La utilidad e idoneidad de un QE3 es más que discutible en el seno de una Fed dividida. Otros ejemplos, caso de la década perdida del Japón (ya cerca de dos décadas), nos muestran que la política cuantitativa tiene un límite y que una vez superado no surge ningún efecto. De lo que se trata es de evitar cometer los mismos errores de Japón. ¿Recuerdan? Burbuja bursátil, burbuja inmobiliaria, reducción de tipos, expansión del gasto, política cuantitativa... Esto otoño promete ser movido.

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