lunes, 18 de junio de 2012

España al Borde del Segundo Rescate

Grecia da el sí al y contrariamente a lo que pensaba la mayoría la prima de riesgo no se relaja sino que se dispara. Esto para nosotros no es una sorpresa, sino algo esperado. El problema está en España - que tuvo que pedir ayuda a Europa para el sector financiero - y la prima de riesgo se ha acercado peligrosamente a los 600 pb con el rendimiento del bono que vuelve al 7,1%. Se trata del nivel en el que Irlanda y Portugal fueron rescatados. En  Italia, otro país con problemas de deuda, los bonos a diez años elevan su rendimiento por encima del 6%, lo que sitúa su prima de riesgo por encima de los 460 puntos básicos. El rendimiento de los bonos franceses ha subido hasta el 2,6%, lo que implica que su diferencial roza los 120 puntos básicos.

Volviendo a los problemas domésticos, ¿Por qué se dispara la deuda? Los mercados comienzan a darse cuenta que los problemas de deuda no se solucionan con más deuda. Esta política no funcionó en Latinoamérica durante la endémica crisis de deuda de los 80 y 90, tampoco funcionó en Japón, y no va a funcionar en Europa. Los estados continúan endeudándose porque los tipos de interés están bajos, pero en algún momento tendrán que subir o sufrir las consecuencias de una inflación persistente y de envergadura, cualquiera que sea el resultado las consecuencias serán devastadoras.
El rescate a bancos y países con emisiones de deuda está poniendo en peligro a países solventes, es decir, la crisis de deuda se está contagiando, seguros de impago (CDS) de Francia y Alemania han subido casi un 12% en un mes. Los mercados lo tienen claro esta solución no funciona, tras cinco años consecutivos de estímulos en Europa, 2,63 billones de dólares en inyecciones de liquidez, no han solucionado el problema sino que lo han agrandado; donde antes había un problema con Grecia, ahora lo hay con Grecia, Irlanda, y Portugal, y mañana con Chipre, España e Italia, a los que podrían sumarse Bélgica y Francia. ¿Es tan difícil probar otras soluciones? Inyectar liquidez debería de ser una medida temporal. La medidas propuestas por Alemania son la dolorosa solución; la prudencia presupuestaria, reducir el sector público, sanear el sector financiero  y acabar con las subvenciones improductivas. Sólo entonces se atraerá capital e inversiones a la economía. Llegado a este punto la solución parece simple y conocida por todos, luego, ¿Por qué no se toma? El hacerlo supone reconocer el fracaso de la clase política en la gestión de la crisis, y del sector financiero en la gestión del riesgo, en lo que se supone son los grandes especialistas. Es más fácil salvarse los unos a los otros, la banca a los políticos y viceversa, aunque no se solucione nada y sea el camino hacia la perdición.

En este punto a España le quedan pocas opciones:

  1. El rescate al sector bancario a costa de los contribuyentes, españoles o europeos, puede evitarse forzando la restructuración de la banca de una forma serie y eficaz; el BdE tiene medios para lograrlo incluyendo la intervención. La forma de hacerlo es primero ampliando capital, bien a través de conversión de deuda en capital, posiblemente la mejor alternativa a estas alturas, bien con ampliaciones de capital emitiendo nuevas acciones, esta forma es posible como han probado Espirito Santo y Unicredito recientemente, aunque el mercado exigiría importantes descuentos.
  2. Reducción del sector público, la ampliación del sector público como respuesta a la crisis no es eficiente. El empleo público es altamente improductivo y genera necesidades de financiación vía deuda o subida de impuestos que reducen la competitividad de cada vez menos competitiva. También se deben de eliminar las subvenciones a patronal, sindicatos, y partidos políticos.
  3. Racionalizar la inversión  pública. La inversión pública debería de realizarse según los mismos criterios que utiliza la empresa privada, es decir, la rentabilidad y no criterios políticos. Si bien el máximo beneficio no debe de ser el criterio dominante, al menos sí que debería ser el de no perder dinero y recuperar la inversión y sus costes de mantenimiento directa o indirectamente.
  4. Consecuencia de los dos puntos anteriores es racionalizar el gasto público, gastar para generar empleo es una falacia cuando se supera la capacidad normal de endeudamiento. Lo que se genera es todo lo contrario, el sector público canibaliza las disponibilidades reales de financiación produciéndose un efecto exclusión del sector privado, los auténticos generadores de empleo productivo. La falta de financiación privada lleva al cierre de empresas y al aumento del desempleo.
  5. Reformas estructurales en el mercado de trabajo. El problema no es tanto el despido como la contratación. El debate se ha centrado mucho en facilitar el despido, pero el problema fundamental es que no se contrata. La forma de hacerlo viene por reducir las cotizaciones sociales al menos a cargo de la empresa. El despido ocurre una vez, y no siempre, muchas reducciones de plantilla bien por no renovación de los puestos vacantes por jubilación o cambio de empresa, pero las cotizaciones laborales todos los meses. Esto es más doloroso de hacer por Hacienda, ya que afecta a sus ingresos, y el despido no. ¿Deberían de reducirse las indemnizaciones por despido? Sí, pero también las cotizaciones sociales que impiden la contratación. Debe facilitarse la movilidad laboral todavía muy lejos de estándares europeo, que se encuentran a su vez muy alejados los estadounidenses. Así mismo, debe fomentarse el empleo fijo a tiempo parcial y la jornada intensiva, esto no solamente permite aumentar la racionalidad y flexibilidad de la empresa y la productividad sino además la conciliación de la vida laboral y familiar. También se debe potenciar la negociación directa frente a la negociación colectiva siempre que sea posible. Finalmente, se debe aplicar la política del Equal Oportunity Employer, siempre.
  6. Las pensiones, nosotros hemos abogado por un sistema de capitalización, frente al esquema ponzi del sistema de reparto basado en el crecimiento de la población y altas tasas de mortalidad, que además tiene la ventaja añadida de consolidar derechos de propiedad y no promesas de buena voluntad. Este sistema de capitalización podría ser mixto al estilo del sistema sueco que no rompe la solidaridad intergeneracional con una renta mínima y suficiente no contributiva a todos aquellos que hayan vivido 40 años en Suecia, ya que han estado pagando impuestos por el hecho de vivir en Suecia, y pagadera mientras se viva en el país. El sistema de capitalización saca a la pensiones del gasto público, pero tampoco permite al poder político usar dinero de la pensiones en ningún caso.

La alternativa a estas medidas es la fuga hacia adelante con la esperanza de que las inyecciones de deuda y los rescates funcionen, la intervención, y finalmente la quiebra como ya algunos autores proponen. Según Roberto Centeno, para quien la gestión de Rajoy mantiene y empeora el modelo de Zapatero, los pagos del servicio de la deuda ascendería al “25% del PIB durante 20 años” por lo que Rajoy debería de explicar a Europa que España necesita urgentemente una quita, como Grecia, Irlanda o Portugal.

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