Voy a contarles
cómo se originó la tragedia griega que posiblemente finalizará con la salida de
este país de la zona euro, lo que se ha dado en llamar Grexit y a lo que se le atribuye un 50% de posibilidades de hacerse realidad, ya que sus
consecuencias se han asimilado y actualmente no resultan tan amenazantes como
hace dos años. Ustedes mismos serán los que juzguen si existen similitudes o no
con España. Lejos de los números de la contabilidad nacional y las cifras macro, en este caso nos centramos en el proceso de gestación del problema.
Antes de que
estallara la crisis financiera internacional, y en una coyuntura de bonanza
económica, Grecia comenzó a ocultar lo problemas del mercado laboral creando
empleo público. Como resultado el número de funcionarios creció
espectacularmente durante años. Este fue el recurso empleado por ambos partidos
mayoritarios, aquellos que se alternan en el poder, para combatir los distintos
aumentos del desempleo. La consecuencia fue el aumento de la burocracia, la
regulación y los impuestos. Las dos primeras porque esa es la razón de ser del
cuerpo de funcionarios, la última porque el cuerpo de funcionarios se financia
vía impuestos ya que no producen bienes ni servicios de consumo. Lentamente, las
clases productivas se vieron sustituidas por funcionarios y los emprendedores,
desalentados por la regulación excesiva contraria a la libre actividad
económica y los crecientes impuestos, fueron desapareciendo. El aumento del
funcionariado demandaba cantidades mayores de gasta público, a medida que
bajaba la recaudación por impuestos como consecuencia de un menor número de
empresas y personas dedicadas a actividades productivas, que se intentaron
compensar con mayores subidas de impuestos, la creación de nuevas tasas y la
emisión de deuda aprovechando los bajos tipos de interés predominantes. Las
necesidades de financiación del sector público compiten con las del sector
privado, se produce un efecto exclusión, por el que los inversores compran
deuda pública en vez de empresarial al ser considerada más segura, y las
empresas comienzan a tener problemas de liquidez.
Cuando el
problema empieza a hacerse evidente, el cuerpo funcionarial es tan grande que
ningún candidato ni presidente del gobierno heleno se atreve a enfrentarse a él
por miedo a ver acabada su carrera política de forma prematura. No obstante, en
los mercados financieros si que se tomaron medidas. Los inversores dejaron de
comprar deuda griega, la prima de riesgo se disparó, y Grecia entró en una
espiral en la que sus nuevas emisiones de deuda eran para pagar los intereses
crecientes de la deuda. La población se indignó, y en vez de buscar soluciones
internas, culparon de todos sus males al BCE y a Alemania por no comprar
suficiente deuda griega y no mantener la prima de riesgo contenida. Como no
podía ser de otra manera, Grecia acabó quebrando - una reestructuración de deuda con quita se considara como un evanto de "default" por las agencias de rating. Grecia solicitó el rescate
cuando ya era demasiado tarde, y las medidas del rescate no fueron todo lo
benignas que la población esperaba y esto desembocó en malestar y disturbios
sociales. Así, la UE ha obligado a Grecia a reducir el número de funcionarios, no sin cierta resistencia de las autoridades griegas que no lo han hecho ni en la cuantía ni a la velocidad esperada.
Ahora lo que se discute es si compensa seguir manteniendo a Grecia en
el euro o no, ya que los griegos se han resistido a implementar las medidas
propuestas por la Troika por el alto coste social y los costes de su
permanencia superan a los de su eventual salida. Una eventual salida de Grecia
podría provocar la salida de otros países del euro y tendría un fuerte impacto en la credibilidad de la solidaridad entre los miembros de la eurozona, pero también podría tener
un efecto disuasorio al observar el aumento de la pobreza que se produciría
entre la población.
Evidentemente que un estado poco productivo como el griego no puede soportar un gran número de empleados públicos, pero eso no convierte en problema en número de empleados. EL gran problema que tiene Grecia, España, Portugal y otros países es que son paises sin industria. Si no hay capacidad de crear bienes y servicios exportables al exterior, no hay beneficios y Grecia no tiene industria. De hecho, no se como estará Grecia, pero en España no es que sobren funcionarios, es que hacen falta. Por ponerte un ejemplo, en los ultimos años han salido directivas a nivel Europeo que nos obligan a tener una serie de servicios telemáticos a los cudadanos que no se pudiron establecer a tiempo (con la consecuente multa económica) por no haber suficietnes funcionarios.
ResponderEliminarPiensa que muchas de las grandes empresas que cotizan en bolsa en España tienen como prácticamente único cliente a la administración. ¿Qué sentido tiene que esas empresas sean privadas? ¿De verdad generan beneficios? ¿Qué sentido tiene subcontratar un servicio a una empresa privada por una millonada cuando por mucho menos dinero te lo pueden hacer funcionarios?
Un saludo