Ayer Viernes 20
de Julio, comentaba con una amiga en Skype como había visto la jornada desde mi
recién estrenada posición de Trader en Londres en la que el IBEX se desplomó un
5.82% y la rentabilidad del bono superó el 7.2%. Soy uno de esos “malvados
especulares”, según ustedes, y le comentaba lo siguiente: “Aquí, en la sala de
trading tenemos puesta Bloomberg TV, y la CNBC todo el rato, las noticias que
llegan sobre España son como las que se veían allí sobre Grecia y nos quedábamos
perplejos, cada vez que llega una noticia de España es mala o peor, y cada vez
que escucho algo de España vendo Alemania (mi mesa es el FDAX) porque es a la
que le tocará pagar y está vinculada. Me encantaría comprar con buenas noticas
sobre España, pero es que no llegan o no existen”. Cuando le preguntaron a
Montoro sobre la asistencia solicitada por Valencia hacía pocos minutos se
escuchó un “NOOOOOOOOOO” en toda la sala de trading, lo cual es muy
significativo porque al contrario de en las películas en una sala de trading
reina el silencio, les había destrozado las posiciones compradoras a la mayoría
de los traders.
Después de haber
recibido el visto bueno de la asistencia financiera por parte de Alemania y de
salvar el escollo más difícil en el parlamento de Finlandia y que el Eurogrupo
aprobara la ayuda a la banca española todo apuntaba a que podía ser un día
comprador e incluso iniciar una tendencia alcista. No era mi caso, yo estaba
pesimista después de la ridícula subasta de bonos en la jornada anterior en la
se saldó con una participación mínima de agentes nacionales, los extranjeros
brillaban por su ausencia, y colocando algo menos del máximo previsto a costa
de pagar una rentabilidad desmesurada, lo no indicaba nada bueno. Todo apunta a
que el rescate será inevitable, y que España no va a conseguir solventar suspróximas necesidades de financiación sin la ayuda del BCE.
Somos pocos los
que creemos que hay otras formas de hacer las cosas y que las reformas que se
han hecho siendo posiblemente necesarias no son las prioritarias. La forma más
fácil de recortar un problema de deuda es no endeudarse más. ¿Fácil, verdad? ¿Entonces
porque España continúa endeudándose a tipos cada vez más caros para pagar la
deuda que le vence? ¿Conocen ustedes a alguien que para llegar a fin de mes empezó
a tirar de crédito, y para pagar esos créditos empezó a tirar de tarjeta, y
llegó a una oficina de prestamistas especializadas en consolidación de deudas?
Seguro que sí. ¿Cómo acabó? ¿Mal, verdad? El consejo habría sido no te metas en más deudas,
reduce tu tren de vida y cortar gastos innecesarios. Por el contrario su
conocido optó por mantener su ritmo de vida pidiendo ayuda a terceros con la
esperanza de recuperar sus ingresos. Pues España está haciendo lo mismo.
España sigue
empeñada en restablecer unos ingresos de época de burbuja inmobiliaria, que se
han perdido para no volver, sin importarle sangrar a sus ciudadanos. La clase
política de España, que bien podría ser catalogada de parasitaria, ha hecho
todo lo que podía hacer menos lo más fácil y que haría cualquier persona
sensata, reducir su nivel de vida. Lo primero que debería haber hecho, y que
todavía está a tiempo de hacer, es reducir el Estado. Difícil, porque implica
dejar sin trabajo a muchos de tu partido, pero necesario. Desprendernos de
lujos innecesarios como son El Senado, las diputaciones, duplicidades en las
CC.AA., y vender o cerrar empresas públicas deficitarias de escasa utilidad económica
pero alta política como es el caso de las TV públicas, una reliquia del pasado
en la sociedad de la información. También para dejar de asumir nueva deuda, el
Gobierno debería de haber explorado otras formas de resolver el problema del
sector financiero antes de acudir a Bruselas. Lo más fácil habría sido forzar
los bancos a convertir deuda en capital y así recapitalizar a las empresas viables
y liquidar a las inviables. Se lo crean o no al ser rescatados Bruselas nos
obligará a hacerlo.
Todo esto se sabe pero no se hace. ¿Por qué? Porque falta
valor político y personalidad de líder de Estado. Nuestros políticos miran
antes el interés del partido que el general. Pero de esto también los
ciudadanos tenemos parte de culpa, ya que hemos premiado a los líderes carismáticos
sobre los estadistas, y tampoco tenemos memoria que nos haga ver que los
problemas actuales vienen de decisiones pasadas. Solo vemos el momento, y
castigamos los intentos de tomar soluciones, esperando a que otros las tomen
por nosotros. No me cabe duda de que seremos rescatados, pero si las medidas tomadas
hasta ahora les parecen duras, prepárense porque vienen curvas. Si no me creen
miren a Grecia, Irlanda, y Portugal.