miércoles, 16 de noviembre de 2011

¿Quantitative Easing o Unión Fiscal?

La semana pasada vimos dos intervenciones del BCE comprando deuda periférica para relajar las tensiones del mercado. En una primera intervención compró 100 millones de euros, y en una segunda intervención otros 900 millones. Esta semana ha vuelto a intervenir con la compra de más deuda. El resultado de estas intervenciones ha sido un contención leve y temporal de los diferenciales de España e Italia que siguen disparados y subiendo. Ya lo ha reconocido el propio BCE, que estas medidas ya no surgen tanto efecto como lo hacían anteriormente. Estas compras de deuda y barras libres de liquidez, coma la que efectuó Trichet para despedirse de su gestión al frente del BCE, no pasan de ser un Quantitative Easing, por lo que el mensaje del BCE a los gobiernos es que un QE no tendría nada más que una eficacia temporal y limitada, aunque esta fuese más duradera el resultado final sería el mismo tensiones en el mercado de deuda. El QE no funcionaría en Europa como lo hace en los EE.UU. o Inglaterra porque allí existe una unidad fiscal y monetaria, y en Europa no. Un QE en Europa no solo llegaría tarde, sino que además esta política no devolvería la disciplina fiscal a los gobiernos y puede que agravase los problemas de deuda de aquellos países muy endeudados que viesen en este mecanismo un alivio temporal a sus problemas actuales. 

La solución al problema de deuda es muy sencilla, ya la apuntamos hace mucho tiempo en este blog, luego fue confirmada por muchas opiniones de inversores reconocidos, y finalmente ayer por el mismísimo presidente permanente de UE, Van Rompuy: "Tenemos que dar un mensaje claro tanto a nuestros ciudadanos como a los mercados sobre la irreversibilidad del euro… Esto implicaría en algunas de estas áreas una cesión de soberanía a cambio de una unión monetaria más fuerte y estable". Es cierto que modificar los tratados lleva tiempo, pero bastaría un mandato claro y firme del Consejo que recoja el compromiso decidido de los países miembros del Euro de crear una unión fiscal para que todas las tensiones desaparezcan, es la solución más rápida y secilla y, además, es permanente. Como siempre hemos mantenido es más un problema de voluntad política que de naturaleza económica.

Anteriormente, Soros había dado una solución al problema de deuda que pasaría por hacer un truco, que sin ser contrario al mandato del BCE de no prestar directamente a los Gobiernos, pero que va contra su espíritu. Evitaría el QE al que se opone Alemania, y permitiría al BCE centrarse en papel de control de la inflación, al mismo tiempo que elimina los problemas de liquidez del sistema bancario (Es el sistema financiero y no los bancos centrales los que crean dinero). El FEFE se utilizaría para garantizar el sistema bancario, creando un prestamista de última instancia. Así, los bancos podrían comprar deuda pública y la podrían vender al BCE (a cambio de liquidez). Esto beneficiaría a los países con problemas y evitaría el mandato del BCE de no financiar directamente a los gobiernos. El propio Soros reconoció que era un truco: “Es un truco, pero un truco que iba a funcionar". A pesar de esta solución, Soros ha reconocido en reiteradas ocasiones la necesidad de una unificación fiscal.