sábado, 6 de febrero de 2010

Pensiones; Reforma o Cambio de Modelo?



Esta semana hemos conocido las intenciones del Gobierno de reformar las pensiones para garantizar su viabilidad. La reforma consistía en alargar la edad de la jubilación a los 67 años, y aumentar la base de cálculo hasta los 25 años, requiriendo cotizar 17 años para tener derecho a una pensión contributiva frente a los 15 años actuales. La reacción social y el presumible coste político, claramente desfavorable, llevó al Gobierno a replantearse la propuesta.


Pero, se puede salvar el sistema actual de pensiones, o deberíamos cambiarlo? Diversos estudios económico-demográficos muestran que el sistema de reparto no es sostenible a largo plazo. Para que sea viable un sistema de reparto como el español, en el que las cotizaciones de los trabajadores activos financian las pensiones de los jubilados, es preciso que los compromisos de pago de pensiones crezcan a una tasa menor o igual que la masa salarial. El modelo de reparto no solo requiere de altos niveles de empleo, sino además, de pirámides poblacionales robustas. Esto se produce cuando la población es joven y creciente, es decir la base es amplia, o las tasas de mortalidad son altas, o la esperanza de vida es corta, es decir, la cúspide es estrecha. Ninguna de estas dos condiciones se da en España, donde el crecimiento de la población será casi nulo, incluso con la inmigración, y la esperanza de vida es muy elevada. Mientras son se den las condiciones requeridas, cualquier reforma que mantenga el sistema de reparto será limitada, y requerirá de nuevas y continuas reformas. Las similitudes entre un sistema de reparto y un sistema piramidal son peligrosamente inquietantes.


Antes de llevar a cabo la propuesta, existen otras reformas que España podría explorar, entre ellas:


_ Limitar las jubilaciones anticipadas. El uso y abuso de las jubilaciones anticipadas suponen una carga para Empresas y Estado, y una pérdida de capital humano inasumible para la sociedad española.
_ Por contra la jubilación obligatoria, tampoco es una solución, podría ser sustituida por un derecho a la jubilación a partir de una edad legal. Cuanto más tiempo pase la gente voluntariamente trabajando menor es el coste de las pensiones, y menor la perdida de capital humano. Mantener a trabajadores adultos en el mercado es importante, pero no por ley, solo cuando lo deseen.
_ Implantar una política de "Equal Oportunity Employer" ayudaría a reducir los niveles de desempleo, aumentando las cotizaciones a la seguridad social. Esta política en algunos países, como Canadá, es impuesta por ley. En otros casos son las compañías las que la implantan, reputadas empresas como Merrill Lynch no admiten solicitudes contrarias a esta política y que muestren información personal no necesaria para establecer el contacto, y que no se base en méritos profesionales y académicos.
_ El problema de mantener a trabajadores adultos en el mercado laboral es la entrada de trabajadores jóvenes. Este problema requeriría de reformas del mercado laboral, y sobre todo de la educación. Los trabajadores más jóvenes parten con la ventaja de que están dispuestos a competir en costes, ya que no tienen tantas ataduras, están más abiertos a los cambios y, normalmente, deberían de tener una formación superior.
_ Para ayudar a aquellos trabajadores que entran tarde en el mercado laboral, o se han visto apartado del mismo, por diversas causas, algunos países como es el caso de Gran Bretaña disponen de cotizaciones aceleradas, según las cuales es posible cotizar al año por periodos superiores al año.
_ Los sistemas privados de pensiones basados en la capitalización, no han tenido en España el éxito que tienen en otros países. Este sistema requiere de mayores incentivos fiscales tanto en las aportaciones como en el rescate, para fomentar un ahorro que es bueno para la economía en general.
_ Finalmente, siguiendo el ejemplo de Suecia, diversos países se han pasado al modelo de pensiones mixto, que en principio es financieramente sostenible.


Suecia, desde 1950 y hasta mediados de los setenta, disfrutó de un rápido crecimiento económico, pleno empleo, y estabilidad de precios, dando lugar al Estado de bienestar. En los 90, la economía sueca entró en recesión con tres años seguidos de crecimiento negativo del PIB (1991-93). El Estado del Bienestar entró en crisis y fue necesaria una profunda reforma social y un severo plan de saneamiento. Con ese plan se redujeron fuertemente las ayudas a las familias, por enfermedad, y las subvenciones para vacaciones, vivienda, y seguro de desempleo. Finalmente, el proceso llevó al Parlamento sueco a aprobar una reforma del sistema de pensiones por jubilación, que sustituiría al sistema existente.


La reforma, que entró en vigor en 1999, haciendo caso a las recomendaciones de la Unión Europea, convirtió el sistema de pensiones sueco, hasta entonces basado en el reparto, en un sistema mixto, en el que parte sus prestaciones por jubilación se regirían por un sistema de capitalización. En adelante, cada sueco activo, además de cotizar de acuerdo con el sistema de reparto vigente, tendría que dedicar un porcentaje de sus ingresos a un seguro privado de capitalización. Este nuevo sistema se consideraba, a largo plazo, como una alternativa más estable, y su éxito hizo que otros países como Italia, Letonia, o Polonia lo adoptasen. Sería exportable el modelo sueco a España?


El sistema sueco de pensiones es solidario, del 18,5% de los ingresos que se destinan a pensiones, el 16% serán utilizados para financiar el pago de las pensiones de los actuales pensionados. Este dinero prestado se devolverá en forma de pensión de ingreso, a partir del día de la jubilación. El 2,5% restante se deposita en una cuenta individual para la pensión por prima.


La nueva pensión general sueca comprende 3 partes:


A: La pensión por ingreso


La Pensión por Ingreso corresponde a ese 16% que se descontó de los ingresos mensuales. El tamaño de la pensión por ingreso depende de cuánto se ha ganado durante toda la vida laboral.


B: La Pensión por Prima


Es la parte que se destina a capitalización. Este dinero se deposita en fondos de valores y que se pueden elegir.


C: La Pensión Básica de Garantía


Para quienes hayan tenido bajos o ningún ingreso, este nuevo sistema, les da una seguridad en forma de Pensión Básica de Garantía. Para recibir la pensión básica de garantía se exige, como norma general, haber residido en Suecia 40 años. Todos los que hayan residido en Suecia entre los 25 y los 64 años optan a esta pensión.


A partir de los 61 años cumplidos se tiene derecho a decidir cuándo pensionarse, mientras que más tarde, más alta será la pensión. También se tiene derecho a decidir seguir trabajando después de pensionarse. Sin embargo, si se trabaja mientras se está pensionado, se está obligado a pagar cotizaciones sobre los nuevos ingresos, lo cual se traduce en un nuevo incremento de las cuentas individuales y en definitiva del total de su renta vitalicia final, cuando ésta sea solicitada.


La pensión por ingresos y la pensión por prima se pueden obtener desde los 61 años, e independientemente del país que se elija para vivir.


La pensión básica de garantía no se puede obtener antes de los 65 años y, como regla general, solamente si se reside en Suecia, o si se está domiciliado dentro de la zona de la Unión Europea, o si se es ciudadano de un país miembro de la Unión Europea y se habita en uno de esos países.


Cerca del 90% del mercado laboral sueco está cubierto además por planes de pensión de empleadores, acordados con los sindicatos (planes “contractuales”), que complementan las pensiones ya descritas. En promedio los planes de empleador suponen una tasa de cotización adicional de 3,5%, lo que arroja una tasa global de cotización de 22% (18,5% + 3,5%) para la mayoría de los empleados. Consecuentemente, las aportaciones al sistema complementario de capitalización son de un 6%.


Este sistema ha sido valorado por el Banco Mundial, quién ve resultados alentadores para las reformas futuras de planes de pensiones. Robert Holzmann, Director de Protección Social en el Banco Mundial, y el profesor Edward Palmer, Jefe de Investigaciones en el Organismo de Seguridad Social de Suecia. “Según las pruebas disponibles, es un nuevo concepto de reforma de los sistemas de pensiones que ofrece perspectivas favorables en un momento en que prácticamente todos los países están analizando la viabilidad de sus sistemas de pensiones y se preguntan qué medidas pueden adoptar para aliviar las presiones demográficas y económicas sin generar cargas adicionales para los futuros trabajadores”.


Aunque según esta valoración sus ventajas son evidentes, es financieramente sostenible y facilita la mobilidad de los trabajadores, su aplicación puede plantear dificultades, por razones tanto técnicas como políticas. El sistema debe estar bien administrado políticamente, y bien explicado a la sociedad. Además falta por valorar la “carga impositiva pendiente” o el legado fiscal del plan anterior. Otra circunstancia a analizarse con más profundidad sería la cuestión relativa a la integración de los distintos profesionales.


A modo de conclusión, no por olvidada y poco discutida menos importante, la ventaja fundamental de un sistema de capitalización sobre uno de reparto. Un sistema de reparto se basa en la "PROMESA" de un Gobierno, de que a cambio de una contribución presente, recibirás una prestación futura. No existe ningún contrato, ni plan individual, ni segregación parcial de activos, que garantice el cumplimiento por el Gobierno de sus obligaciones, salvo la voluntad del Gobierno de cumplir. En cambio, en un sistema de capitalización, existen contratos, planes de inversión, y segregación de activos. Los sistemas de capitalización se basan en la "CONSOLIDACIÓN DE DERECHOS". Incluso, si se hacen malas inversiones, o los activos pierden valor, lo que es tuyo es tuyo.